Esta es la primera edición de la revista ANDA que se publica desde que empezó la emergencia sanitaria. La primera edición que se hace totalmente desde casa, respetando la cuarentena. Todas las entrevistas que incluye esta edición fueron hechas mediante alguna de las aplicaciones que se han vuelto, ahora, imprescindibles para trabajar: Zoom, Meets, Teams, etc. Es la primera edición que se publicará solo en formato PDF y que, únicamente, será distribuida por nuestros canales digitales: mailing, web, redes sociales.
Pero, lo más importante es que esta edición, la 187, es la primera de la Revista ANDA que no presenta en su portada a un ejecutivo de la industria comercial o de las comunicaciones. Algo habitual en nuestros números anteriores. En esta edición, por primera vez, los personajes principales son personas, que, sin importar sus nombres y apellidos o sus cargos en alguna empresa, nos han dado permiso para utilizar su imagen. Personas como cualquiera de nosotros que fueron fotografiadas en el Centro de Lima, cuando iban camino a comprar algunos víveres con la esperanza de que esta pandemia termine para poder seguir adelante.
Son tiempos de incertidumbre. A cada uno de nosotros la pandemia nos ha afectado de distintas maneras: en lo personal, en lo familiar, en lo laboral. Aún no sabemos cuándo ni cómo saldremos de esto, las teorías sobre lo que muchos llaman “nueva normalidad” son muchas y diferentes. Pero, si hay algo claro, algo que de ninguna manera es nuevo, solo que en esta coyuntura se ha vuelto imprescindible, es que lo que hagamos, hacia donde dirijamos todos nuestros esfuerzos como industria, debe realizarse colocando a esas personas como el objetivo de nuestro propósito. Lo más importante, ahora, es cada individuo, la sociedad. Esa es nuestra principal certeza.
¿Se puede hablar de propósito cuando las acciones que realiza la empresa, externa e internamente, no coinciden con sus estrategias de marketing y publicidad? Hoy, más que nunca, la coherencia y la transparencia deben ser nuestros principales valores al momento de comunicar. Pensar solo en la supervivencia del negocio no servirá de mucho si no se coloca, en el centro de todo lo que hacemos, al consumidor, al usuario, a las personas, a la humanidad. El resto corre el riesgo de ser un bonito pero incoherente discurso.
Nuestras acciones corporativas tendrán que ir hacia ahí, nuestro propósito, si no lo teníamos claro aún, ya tiene un objetivo. Lo que hagamos ahora, cada acción que realicemos se recordará durante años. Lo bueno y lo malo. De nada nos servirá que nuestras marcas sobrevivan a la pandemia si no fue el bienestar de las personas y de la sociedad, nuestra principal misión. Si no lo era antes, es el momento de que sea la primera en nuestra lista de prioridades.
Ernesto Arrascue Mur
earrascue@andaperu.org